20130613

Tu mirada no halaga, huevón.

Desperté temprano después de un sueño raro, decir raro de un sueño es redundar, siempre son raros los sueños, volví a dormir un poco, me levanté, me bañé, cambié, salí de casa, en la calle sonreía como ayer en la noche, está bien empezar así me dije.

Subí a la combi, me senté al lado de un individuo corpulento que no se decidía por darme permiso o no, en las vueltas se pegaba mucho, miraba mi escote y ojos a cada rato hasta que me preguntó la hora, hice caso omiso a su pregunta, ni lo miré hasta que salí por su lado, empujando su pierna que no se movía para dejarme pasar, en todo el trayecto compartido pensaba:

¿por qué eres tan hijo de puta?
¿por qué las mujeres tenemos que aguantar estas miradas de mierda?
¿qué chucha te pasa, imbécil?
no pretenderás que te responda y te mire ¿no?
Deja de mirarme, idiota.
Claro, como estás con tu amigo te haces el baboso, pero para hablarme dudas, tu voz a las justas la escuché.
Me llega al pincho tener que aguantar esto
¡Qué! ¿acaso tengo que salir recontra tapada y desarreglada a la calle para que ningún imbécil ose mirarme así?


Y sí pues, afectamos, los seres humanos, como los animales, también afectamos.