No tendría porqué comparar, pero las circunstancias en mi mente me empujan. Si yo tendría que esperar un final feliz, pueden ser dos, no sé si tengo que saber cuál será el feliz o cuál quiero que sea el feliz, o con qué perdí más la cabeza, con la circunstancia que dejé de ser racional, lo paradójico es que mientras yo era menos racional, tenía más límites para expresarme. A mí no me convence la idea de que algo asusta o aleja. Sólo noté que flotaba sin control, pero no había ruta y cuando quise flotar de nuevo, yo me ponía el freno pensando que de repente no había ruta, tal parece que no la había o que no había disposición de construirla. Yo así no juego. Así, no juego. Y si elimino tooooooooooooooooooooooooooooooooooodas las razones de la historia de mi psique, igual, queda la duda del final, del final descubierto a la luz de 80 mil años de intentos fallidos, a la luz de no tener ganas de vivir, a la luz del optimismo que terminará.
Al fin, creo que las palabras frente a la coherencia nada pueden hacer.
Las personas con nuestro miedo, egoísmo, orgullo, miedo, en poco tiempo y sin ayuda, nada podemos hacer, solo ver el tiempo pasar y quién sabe, perdernos en los demás para no encontrarnos con nuestras primeras esperanzas.
Al fin, creo que las palabras frente a la coherencia nada pueden hacer.
Las personas con nuestro miedo, egoísmo, orgullo, miedo, en poco tiempo y sin ayuda, nada podemos hacer, solo ver el tiempo pasar y quién sabe, perdernos en los demás para no encontrarnos con nuestras primeras esperanzas.



0 c:
Publicar un comentario