Me gusta el número 14, por lo que creo que este año debe ser muy chévere, pero en verdad no me entusiasma tanto.
El año pasado lo llamo mi año del atrevimiento, me atreví a hacer muchas cosas que antes no podía hacer, fue un año muy intenso. Pero este nuevo año trae consigo la responsabilidad de hacer cosas, si el 2013 me atreví a hacer, o sea empezar cosas, ahora ya allanado el camino, debo hacerlas y reproducirlas según lo que se necesite.
Este año:
Me he enfrentado y he aceptado mis sentimientos.
Fui frontal inquiriendo.
Luché sin abandonar el terreno.
Acepté mi humanidad y sus formas de expresión.
Cambié de opinión.
Cedí a mis impulsos.
Dejé de culparme por ellos.
Defendí mis posturas.
Demostré mi carácter fuerte.
Denuncié.
Confié.
Dudé.
Me cansé.
Reflexioné.
Dejé de darle importancia a las cosas que no son positivas.
Me dejé llevar.
Cambié planes de último momento.
No me corrí del reto.
Saqué a bailar.
Llamé.
Invité.
Me divertí.
Dije.
Conocí.
Acepté.
Todavía tengo las mismas voces en mi mente que se contradicen, todavía me cuesta decidir darle la razón a una a costa de la otra. Sin embargo, he cambiado, cambio y lo seguiré haciendo.
Me sigue costando un poco dejar de pensar, dejar de analizarlo todo, pero creo que lo lograré. Las cosas caen por su propio peso, sí. Las personas se van conociendo poco a poco. He perdonado, trato de no guardar rencores y de no guardar malas vibras.
Comienzo el año con muchas esperanzas en mis cambios, pero también, claro, reconociendo mis sentimientos, sobre todo este que parece que no ha cambiado, ¿por qué cambiaría si nada grave lo impulsó?. Sí reconozco que como el año pasado por estos días, he pensado más o menos en lo mismo, en la esperanza, en el podría ser, en el porqué no, en la sonrisa, en la mirada, en el olor, en el calor, en su generosidad, en su fragilidad, en todo lo que aún, lo reconozco, añoro.
Ya lo he dicho antes, me enamoro al toque, pero no me desenamoro al toque, tendremos que dejar pasar más tiempo. En todo caso, agradezco la alegría, el compartir, el primer paso, la comprensión, el respeto, pero sobre todo agradezco la verdad. Poca gente he conocido con esa transparencia, con esa indiscresión no controlada, con esas pocas ganas de ocultar. Gracias.
El año pasado lo llamo mi año del atrevimiento, me atreví a hacer muchas cosas que antes no podía hacer, fue un año muy intenso. Pero este nuevo año trae consigo la responsabilidad de hacer cosas, si el 2013 me atreví a hacer, o sea empezar cosas, ahora ya allanado el camino, debo hacerlas y reproducirlas según lo que se necesite.
Este año:
Me he enfrentado y he aceptado mis sentimientos.
Fui frontal inquiriendo.
Luché sin abandonar el terreno.
Acepté mi humanidad y sus formas de expresión.
Cambié de opinión.
Cedí a mis impulsos.
Dejé de culparme por ellos.
Defendí mis posturas.
Demostré mi carácter fuerte.
Denuncié.
Confié.
Dudé.
Me cansé.
Reflexioné.
Dejé de darle importancia a las cosas que no son positivas.
Me dejé llevar.
Cambié planes de último momento.
No me corrí del reto.
Saqué a bailar.
Llamé.
Invité.
Me divertí.
Dije.
Conocí.
Acepté.
Todavía tengo las mismas voces en mi mente que se contradicen, todavía me cuesta decidir darle la razón a una a costa de la otra. Sin embargo, he cambiado, cambio y lo seguiré haciendo.
Me sigue costando un poco dejar de pensar, dejar de analizarlo todo, pero creo que lo lograré. Las cosas caen por su propio peso, sí. Las personas se van conociendo poco a poco. He perdonado, trato de no guardar rencores y de no guardar malas vibras.
Comienzo el año con muchas esperanzas en mis cambios, pero también, claro, reconociendo mis sentimientos, sobre todo este que parece que no ha cambiado, ¿por qué cambiaría si nada grave lo impulsó?. Sí reconozco que como el año pasado por estos días, he pensado más o menos en lo mismo, en la esperanza, en el podría ser, en el porqué no, en la sonrisa, en la mirada, en el olor, en el calor, en su generosidad, en su fragilidad, en todo lo que aún, lo reconozco, añoro.
Ya lo he dicho antes, me enamoro al toque, pero no me desenamoro al toque, tendremos que dejar pasar más tiempo. En todo caso, agradezco la alegría, el compartir, el primer paso, la comprensión, el respeto, pero sobre todo agradezco la verdad. Poca gente he conocido con esa transparencia, con esa indiscresión no controlada, con esas pocas ganas de ocultar. Gracias.
Con mucho cariño, la chica rara que aprendió.



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