Hemos hablado superficialmente del día a día, tal vez hemos compartido algún dato familiar importante pero no sustancial. Sabemos de la música de los libros, peor ni idea de las preferencias ni del porqué. Sabemos o sospechamos de nuestras motivaciones.
Pero no sabemos porqué buscamos, qué nos aflige, a qué tememos. El miedo talvez se esconda en la seducción. No queremos ser seducidos, no queremos estar, permanecer. Queremos superficialmente llenar ese espacio, lo hacemos y al final, no lo conseguimos.
No sabemos del otro nada más de lo que somos en ese momento.
La espectacularidad del momento no es ni un granito de lo que debe ser esa unión.
La complicidad no basta.
Pero no sabemos porqué buscamos, qué nos aflige, a qué tememos. El miedo talvez se esconda en la seducción. No queremos ser seducidos, no queremos estar, permanecer. Queremos superficialmente llenar ese espacio, lo hacemos y al final, no lo conseguimos.
No sabemos del otro nada más de lo que somos en ese momento.
La espectacularidad del momento no es ni un granito de lo que debe ser esa unión.
La complicidad no basta.
No procuramos dar, mas recibimos.
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