El día a día y sus obligaciones nos hacen, a menudo, desplazar lo importante y encargarnos de lo urgente. Por enfocarnos en las partes, nos olvidamos del todo.
Sería bueno recordar todos los días que todo comunica, cómo lidiamos con un problema con el jefe, cómo contestamos el teléfono a un cliente, cómo respondemos un e-mail a un colega. Prestar atención detallada a cada una de las tareas que hacemos en el día nos puede ayudar a no perder de vista que nuestro tono de voz, nuestras MAYÚSCULAS, nuestro silencio y nuestra demora están comunicando de nosotros lo que talvez conscientemente no haríamos, pero que al fin y al cabo es información transmitida.
Concentrémonos en hacer bien y comunicar bien todo el día.
0 c:
Publicar un comentario