20170126

Aprender a observar

Recuerdo que nunca había mirado unos ojos tan de cerca, nunca me había fijado en las pestañas así, en la carencia de legañas, en las cejas, en los movimientos continuos de los párpados, en el iris, en el color, otra vez en el movimiento.

Roxana o Rossana, ni siquiera recuerdo bien cómo se escribe su nombre, me enseñó a detenerme al observar. Nos enseñó Arte y creatividad, gran curso, yo sabía que estaba negada para el arte, dibujaba mal, no sabía pintar, pero cuando quería hacerlo, como este ojo o un pluto para regalárselo a mi mamá, claro que me salía. Yo sabía muchas cosas que ahora quiero no saber.

Disfrutaba y disfruto observando.

Roxana tiene ideas propias, no sé si era taaaaaaaaaaaaan libre, pero tenía también un hogar lindo, decoración simple, cálida, peculiar, suya, muy suya. Yo veía su casa como un santuario, un santuario de lo bonito, de lo cálido, de lo bueno de ser humano.

Dos años me enseñó. Gran maestra, gran persona.