20170606

Lo siento.

Digamos que estás harta, que ya no aguantas más, que somatizas, que tu cuerpo está exhausto de gritar lo que calla tu boca. Digamos que puedes escapar, que aún tienes algo de fuerza, que no estás derrotada, que bien podrías, que no es tan complicado, que sabes que no lo es. Digamos que puedes empezar de nuevo, con el viento a tu favor, eu eso sería la real independencia, que esa sería la gran ahzaña de tu vida.
Digamos que podrías, que puedes. Pero algo te hace sonreír, a medias o a carcajearte, a dejarte envolver en ese calor conocido, en ese refugio. En esa oscuridad que a veces no se teme porque ya es conocida, que parece que no se pondrá peor. Circulas en tinieblas arrastrando los pies, los brazos, la mirada, la sombra, no, ya no hya sombra, a veces, la notas en la mañana al abrir la ventana, pero muy pocas veces. Normalmente ni la echas de menos.

Ya ni tus recuerdos te hacen feliz, los estás borrando, te están borrando, te estás borrando. No hay alegría, ni amago siquiera, no hay tristeza, a las justas hay pesadumbre y una pequeña esperanza, en el otro para variar porque no crees tener fuerzas porque estas tinieblas son tuyas, aquí perteneces, esto te dices en silencio. En otro lado tmabién hay tinieblas, pero estas son mejores, a veces veo mi sombra, dices.

Desaparecerás, tu esperanza no te podrá iluminar ni te devolverá ni la sombra.
Enmudecerás.
Morirás en vida
Si es que no lo has hecho aún.