He soñado con Faber, ni mis amigos saben a quién le digo Faber, pero él sí, la pena es que él no leerá esto u.u
En el sueño, estábamos en una casa, nuestra casa, él había vuelto, estaba tranquilo, de alma, calma en su cuerpo, sonrisa hasta en la mirada. Yo, radiante. Era una ya conocida familiaridad, pero resaltada con el regreso, suyo, para quedarse.
No me parece muy loco soñar con eso ahora, de hecho ya le hacía falta algo de magia a mi cotidianeidad, y la agradezco. Aquella dimensión onírica que tanto poder tiene en quienes le hacemos caso, podría cambiar el rumbo de nuestras emociones.
Yo hoy estoy contenta y lo seguiré estando, Faber, si lees esto, espero con toda mi alma que estés bien, te recuerdo casi siempre. Te mando un abrazo muy fuerte hasta donde estés. Mi casa siempre será tu casa, nuestra casa.
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